De los Juegos Olímpicos al US Open. ¿Estamos abusando de nuestros jugadores?

Por Emilio Sánchez Vicario, CEO y Fundador de Academia Sánchez-Casal.

Es para mi un gran honor volver a escribir esta columna para el tenis italiano, con el fin de aportar mi opinión sobre la actualidad del tenis. Hoy me gustaría compartir con ustedes mi experiencia y know-how a nivel técnico, táctico, físico y mental. En este primer artículo voy a hablar del US Open. Aunque sólo hayan pasado algunas semanas desde su celebración, parece que ya no está de actualidad. No obstante, veamos si podemos enriquecernos observándolo desde la distancia.

Trataremos de analizarlo desde la perspectiva que nos da el tiempo, y añadir algo en nuestra “mochila” del tenis. ¿Que me llevo de este US Open 2016?

En primer lugar cabe destacar el lugar. Esa pista cubierta imponente, con ese techo casi tocando el cielo donde puedes tirar cualquier tiro de lobs y jugar con cualquier estilo. Por fin han conseguido ganarle la partida al viento y ha mejorado el juego, pero aún cerrándola no han conseguido deshacerse del ruido, que puede llegar a descentrar a los jugadores.

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Consideremos cómo Djokovic llega a la final jugando sólo dos partidos duros, y este hecho le permite recuperarse y ponerse en forma para el torneo.

Guardamos la imagen de Nadal quien, aún jugando mejor, ha pasado de ganar siempre los puntos clave y ser el jugador con mejor cabeza del circuito, a perderlos y volverse vulnerable.

Sentimos envidia sana al ver a siete u ocho jóvenes americanos menores de veinte años con un futuro increíble por delante y quienes, si todo se desarrolla como esperado, dominarán este deporte dentro de pocos años.

Nos sorprende ver a Murray regalando 8 juegos seguidos por culpa de un ruido en la pista central, cuando ganaba 2 sets a 1 y 1 a 0, con el partido en su mano, y Nishikori se fue a 2-0 en el quinto. Parecía que estas lagunas ya no eran posibles para el que apuntaba ser el futuro número uno, pero el cansancio nos ha mostrado una vez más sus antiguos hábitos.

 

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Me queda por mencionar el inicio del cambio generacional en el torneo femenino, y resaltar el número uno de Kerber, quien parece que por fin se mantendrá durante tiempo. También destacar la vuelta de Wozniacki a la batalla y el gran toreo una vez más de Vinci, que llegó a cuartos y defendió la final del 2015.

 

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En lo masculino, señalar el bajón en el pilar mental y físico de Djokovic, quién antaño parecía imbatible e incansable, pero quien con las ultimas derrotas se ha vuelto vulnerable. En el US Open le favorecieron los numerosos abandonos, y se metió en la final. Sin embargo ahí dudó, y Wawrinka lo aprovechó con gran determinación.

También me sorprendió ver cómo Wawrinka ha sido muy superior en los cuatro pilares fundamentales de este deporte: técnico, táctico, físico y mental. Lo que resulta más increíble es que dominó a Djokovic en todo y a pesar de su superioridad, no lo expresó suficiente, hasta el punto que cuando ganó la final apenas cerró el puño. Creo que es casi de hierro.

 

Sep 11, 2016; New York, NY, USA; Stanislas Wawrinka (SUI) reacts during his match against Novak Djokovic (SRB) on day fourteen of the 2016 U.S. Open tennis tournament at USTA Billie Jean King National Tennis Center. Mandatory Credit: Susan Mullane-USA TODAY Sports

 

Ha sido un US Open diferente, principalmente por culpa de la Olimpiadas del mes de agosto que resultan una barrera difícil a nivel psicofísico. Tenerlas tan cerca supone un esfuerzo personal adicional con un resultado vario. Algunos jugadores se potenciaron como ganadores y otros como perdedores. Todos llegaron a Nueva York con energía, con ganas, pero sólo unos pocos la materializaron, como Del Potro, Nishikori o Wawrinka. Y muchos salieron con energías negativas y cansados por el esfuerzo, o con dolores diversos sin tiempo de recuperarse como Djoko, Nadal o Murray.

El circuito del tenis se juega en Europa en mayo, junio, julio, y después en agosto en USA para luego llegar al US Open en forma. En los años olímpicos incrustar la olimpiada que equivale casi a un Grand Slam obliga a realizar un esfuerzo extra cuando se juega en un continente diferente. Si además se retrasa a mediados de agosto como ha pasado este año, se vuelve una montaña muy difícil de coronar.

Retrocedamos a agosto de 2008 en Beijing. Nadal gana y queda destrozado después de sus victorias en Paris, Londres, USA ATP masters y Juegos Olímpicos, todo ello en menos de dos meses. Llega a Estados Unidos. Pierde.

Julio de 2012, en Londres. Murray gana la Olimpiada sólo dos o tres semanas después de Wimbledon. Va a Nueva York con tiempo para prepararse, y gana.

Agosto de 2016 en Rio. Murray gana en Londres, gana en Rio, pero llega a Nueva York cansado y pierde en semifinales después de un bajón físico y mental en el cuarto y quinto set.

 

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Como tanto para el deporte del tenis, así como para las mismas Olimpiadas es bueno que el tenis forme parte de ellas y que se juegue plenamente, nuestros dirigentes deberían intentar reducir el número de torneos en los años olímpicos, sobretodo si se juegan en otro continente. Es imposible fisiológicamente poder rendir teniendo un Grand Slam en junio (París), otro en julio (Londres), otro en agosto (Olimpiada) y otro en septiembre (Nueva York). Jugar cuatro meses a nivel alto y en distintas latitudes es imposible, y después nos preguntamos por qué suceden los resultados, las lesiones.

 

Me imagino que es cosa de intereses y que da igual que Murray pierda o que Nadal vaya como vaya, pero pienso que se deberían buscar fórmulas para que físicamente los jugadores puedan prepararse y lleguen a los torneos en la mejor forma. Estoy seguro de que las medallas de oro les aportan una gran felicidad, y ese triunfo ya no se lo quita nadie. Pero además de no darles ni un punto han pagado un precio muy alto. Para Murray, perder la oportunidad de llegar a ser el uno del mundo. Y para Nadal, poder materializar su retorno a la élite y quizás volver a levantar la copa. Para terminar, me pregunto algo que nunca sabremos. Sin Olimpiada, ¿el resultado hubiese sido el mismo? Y mi otra pregunta, ¿si la Olimpiada equivale casi a un Grand Slam, por qué no se da tiempo a que los jugadores puedan prepararse para el siguiente?

Y ustedes, ¿qué opinan?

Emilio Sánchez Vicario
CEO y Fundador en Academia Sánchez-Casal

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