Por Emilio Sanchez Vicario, CEO de la Emilio Sanchez Academy y el equipo de marketing de la ES Academy
Apenas con 7 años empezó mi andadura como nadador. Al llegar mis padres a Barcelona, ya desde el principio me di cuenta de la dificultad y el sacrificio necesario para poder destacarse en este deporte, recuerdo que me despertaba por las noches soñando con la línea de la piscina en los entrenos. Enseguida empecé a hacer mis pinitos en el cole con el futbol, y a los 8 años cogí por primera vez la raqueta de tenis jugando un día a la semana. Como veis tenía la semana llena haciendo deporte, dos días futbol, dos natación y uno de tenis. Cada año fui sustituyendo la natación por más tenis, y al final cerca de los 12 años dejé también el futbol, ya que eso de depender de que a un entrenador le gustes, no me llenaba. No obstante, empezó mi admiración por los deportes de todo tipo.
Así que, aunque en el tenis no ganaba mucho, decidí dejar el resto de los deportes. Ahora, mirando atrás, el haber empezado con natación, pasar a un deporte de equipo, el futbol y luego terminar en un deporte más técnico, el tenis, me ayudo un montón en mi desarrollo, pero sobre todo cada uno de ellos me ayudaron a amar el deporte. Qué mejor que los Juegos para juntar todos esos sueños e ilusiones. Había una dificultad, sabía que el tenis no era olímpico, aunque hablaban de que querían incluirlo.
Y así fué. En Los Ángeles 1984, el tenis fue sub-23 y de exhibición, me seleccionaron y aunque me fue fatal, tenía solo 19 anos, me enamoré locamente de los JJOO. Ir a ver un partido de básquet o ver a Abascal ganar sus medallas fue brutal, pero el recuerdo más increíble fue el de ver a Mary Lou Retton ganar el oro con un perfecto 10, la ovación de 10 minutos del estadio emocionado, llorando de alegría por la gesta me tocó. Otro recuerdo brutal fue la camaradería en la clausura, entre Moracho y otros atletas intentamos hacer una torre humana, y aunque se unieron algunos de otros países, no lo conseguimos.
4 años después en Seúl, llegamos ya siendo profesionales de verdad, y rompimos todos los pronósticos ganándo a parejas increíbles, metiéndonos en la final y perdiéndola de forma épica 9-70 en el quinto set. Ganamos la medalla de plata, y no nos dimos cuenta de la magnitud de los Juegos hasta la llegada a Barcelona donde nos estaban esperando casi mil personas en aeropuerto. Los sueños se cumplían, no solo por participar sino por ganar la primera medalla de tenis. Fué como el noviazgo perfecto.
El efecto global de la Olimpiada, si además conseguías ganar una medalla, multiplicaba horizontes que el tenis por sí solo ni se podía imaginar. Los Juegos Olímpicos son el evento mediático más potente del deporte, y las televisiones lo hacen suyo para llevarlo a todos los rincones de sus países.
¿Qué más podía pedir? La próxima olimpiada seria en Barcelona. Los tenistas no estábamos acostumbrados a eso de competir una semana cada 4 años, nosotros somos trotamundos que jugamos 40 semanas al año y que en el epicentro de tu carrera se hagan unos juegos en tu país, en tu ciudad, es como la oportunidad de tu vida de jugar ante los tuyos en un evento global. Mis expectativas eran altísimas tanto en individual como en dobles. Pero al llegar a cuartos y jugar por la medalla, después de ganar a gente top, se me escaparon los dos a 5 sets, con Rosset en singles y con Becker Stich en dobles, luego ambos se llevaron el oro mágico, y me quede con mis diplomas, mi decepción y una tristeza interior que no me quite nunca más. Había perdido mi gran oportunidad de casarme con los juegos, de tocar la gloria en tu propia casa. La verdad que perdí un montón la motivación.
Seguí jugando, pero ya nunca fue lo mismo, mi rendimiento había bajado sobre todo en individuales, y llegaban los juegos de Atlanta 96, el reglamento solo dejaba a cinco jugadores por país, 4 de individuales y uno en dobles, si de la pareja ninguno se clasificaba en individuales esos primeros años no dejaban llevar a 2 de dobles. ¿Como podíamos hacer? Santana nos prometió que si ayudábamos al equipo en Davis me llevaría a la Olimpiada. Serian mis cuartos juegos, aunque solo de dobles quería llegar a ese récord, pero un mes antes de los mismos el capitán me reunió en Roma y me dijo que no me llevaba. Se me cayó el mundo encima, los juegos por circunstancias ajenas se alejaban, como cuando el coach te dejaba en el banquillo, mi sensación de abandono con los juegos me dolió en el alma, no sabéis cuánto eché de menos a Sergio en ese 1996 porque se había retirado, pero tampoco hubiésemos podido ir como pareja por las reglas olímpicas.
Creo que siempre he tenido suerte, o la he buscado, pero la verdad es que la vida sigue dándote oportunidades. En el 97 con un problema neurológico en el hombro, mi doctor me dio casi 10 meses de recuperación si me operaba, y la verdad es que mentalmente ya no era tan competitivo, así que jugué algunos torneos por invitación. En ese momento mi hermana Arantxa me propone ayudarla como coach, está en una crisis y confía en mi para salir de ella. Y al final acepto, trabajo durísimo, pero después de un año y medio gana en París otra vez en el 98, y yo cierro el acuerdo para empezar mi Academia de tenis, llega rápido el 2000 y voy con ella de coach personal a Sídney. La verdad que esta oportunidad era mejor no haberla vivido, como coach personal sin ir en el equipo nacional apenas puedes ir a ver partidos, tampoco acceso a entrenos y menos a zonas de atletas. Además, no nos fue tan bien, y perdimos antes de las medallas. Fue una Olimpiada para olvidar como coach personal.
En 2004 TVE me ofrece la posibilidad de hacer de comentarista en la Copa Davis y en los Juegos Olímpicos, eso me permite ver los toros desde la barrera, hablando de lo que me gusta y verlo como periodista. La verdad es que vaya lujo, con esa acreditación accedes a todos los venues sin restricciones y puedes de veras vivir la Olimpiada desde dentro.
El tiempo pasa y en 2006 tomo las riendas del equipo de Copa Davis, en 2008 me permite ser el jefe de expedición del tenis, además contando con un Rafa que viene de ganar en Roland Garros y Wimbledon a un Roger y consiguiendo ser el número 1. En un momento dudaron de ir a China, era un gran esfuerzo, pero tuve que usar todos mis argumentos de la globalidad de los juegos y todo lo que viví en 1988 para convencerles. Estaba exhausto, pero encontró el camino para ganarle a Djokovic en el partido épico en semis y Rafa y España se llevaron el oro en Pekín 2008. Esa olimpiada fue brutal, los chinos pararon la lluvia para la inauguración, lo que sudamos ese día fue inhumano, luego hacían llover cuando querían, convivir en la villa con atletas como responsable tenía sus challenges si nos comparábamos con otros deportes. Vivi y Anabel se llevaron una plata sentida e inesperada, lo dieron todo y tuvieron premio.
Esa fue mi última Olimpiada desde dentro, como veis casi todas fueron diferentes, lo que sí sé es que cada año cuando llegan los JJOO, si enciendo a TV me cuesta mucho alejarme, los Juegos siguen teniendo esa magia. Los atletas de la más de 30 especialidades son gente especial, en algunos deportes han estado 4 años entrenando para esa carrera, o esa lucha, o partido, o contrarreloj. La verdad que se merecen todo lo que les dan e incluso deberían recibir más.
En estos últimos Juegos la competitividad es cada vez más y más igualada, vaya carrera de 100 metros tuvimos, todos por debajo de 10 segundos, una locura. El tenis ha tenido una final épica con dos medallas para España, el deporte que desde el 98 siempre tuvo medallas, al menos una. Un éxito.
Aún sigo pegado a la TV. Y viendo esto me doy cuenta de que la próxima cita marcará los 40 años desde mi medalla, y será en Los Ángeles. Debo encontrar la manera de ir, intentaré ir de invitado para poder de verlo disfrutarlo. Empiezo a soñar otra vez, veremos si puedo estar ahí y vivirlos de la única forma en la que aún no los he disfrutado.